La cultura, la educación y el turismo

Por Cesar Antonio Chumbiauca - noviembre 21, 2017

(Imagen: www.cultura.gob.pe)
Quizás no lo recuerden, pero hace unos meses se estuvo discutiendo sobre el incremento al 1% del Presupuesto del Sector Público 2018 destinado a cultura. Hubo todo un debate sobre si debíamos considerar la cultura como un lujo o una necesidad para formar una sociedad más humana.  Aldo Mariátegui, detractor mediático, dijo: “Si fuéramos un país (...) consciente de su pobreza, cerraríamos Cultura (creación huachafa de García II) y esos US$900 millones anuales los dedicaríamos a aumentar el sueldo de maestros”. ¿En serio tiene razón ese señor? Lo que no sabe es que la cultura es un aliado fundamental para otros sectores como la educación y el turismo.

No es un problema solo en el Perú. En otros países de Latinoamérica este sector no recibe más del 1%. Incluso en Argentina se está discutiendo bastante el asunto de su presupuesto y lo que será designado para el fomento de las artes. Ante estas idas y venidas, la cultura cada vez más se está autofinanciando como puede, principalmente reuniéndose en grupos independientes concentrados en el sector local, defendiendo el acceso justo y tomando los espacios públicos. Si uno se pone a ver un poquito más, se dará cuenta que existen muchísimos movimientos independientes que están forjando cultura y para eso buscan bastante la colaboración de las instituciones públicas y el mecenazgo de las empresas privadas. No obstante, ante la falta de recursos económicos, la cultura también se puede apoyar en otros sectores con mayor presupuesto estatal como educación y turismo.

La educación, cuyo fin es formar buenos ciudadanos, necesita inocular valores, ciencias, deportes y cultura en la población. Qué son las humanidades sino conocimiento, tradiciones, costumbres, arte, en síntesis, cultura. La formación de la identidad nacional, el respeto a todas las sangres, el orgullo por nuestras costumbres y nuestros antepasados, es cultura y es educación. Por otra parte, el turismo tiene una rama orientada a la valoración del patrimonio cultural y espacios públicos. Qué visita uno cuando se va a Egipto, a Grecia o a Machu Picchu. No va a ver solo ruinas, va a conectarse con la historia, con la cultura milenaria, con el pasado de los pueblos. Eso también es cultura. Cuando visitamos una ciudad, ¿acaso no preguntamos por los museos y las bibliotecas también?

En ese sentido, se justifica una mayor promoción cultural. La gestión de la cultura es un mundo amplio y el ministerio pertinente, con su 1% (si se llega a aprobar), quizás siga sin darse abasto. Pero el trabajo debe seguir adelante, porque con espacios culturales las familias acceden a lugares de esparcimiento, mejora la convivencia entre los ciudadanos, los jóvenes encuentran alternativas que los alejan del pandillaje y la drogadicción ya que existen museos, bibliotecas, teatros y centros para la creación, ejercicio y difusión de actividades artísticas, etcétera. Por otra parte, los municipios generan ingresos porque una ciudad culta se hace atractiva turísticamente. En conclusión, además de ayudarse con un incremento en el presupuesto, el sector cultura se complementa con la educación y el turismo, lo cual no es huachafo, como acusa Aldo Mariátegui. Más huachafo es no tener cultura.


César Antonio Chumbiauca

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